martes, 13 de mayo de 2014

La caída de los gigantes - Ken Follet / La trilogía del siglo #1



Género: Histórico

Tengo que empezar diciendo que es más largo que un día sin pan, y que sin embargo, no lamento en absoluto haberlo leído. Bueno, en realidad estoy mintiendo, pues lo he oído, no he leído ni una de sus 995 páginas. Lo conseguí en audiolibro con voz humana y ha sido mi compañero mientras me maquillaba, cuando no conseguía dormirme, cuando tenía que empapelar los muebles de mi habitación...

Es la primera parte de una trilogía, cada volumen narra una de las grandes guerras del siglo XX, en este caso tocaba la Primera Guerra mundial. Reconozco que es el conflicto de esta trilogía sobre el que menos conocía, todos sabemos cuanto duró, quién participó, quién ganó la primera guerra mundial, sin embargo en este libro vivimos el paso a paso, todos los tira y afloja permitiendo hacerse una idea mucho más nítida del conflicto. Me hubiera encantado haber leído este libro en el instituto, creo que hubiera aclarado muchísimo mis ideas. 

El autor crea una historia coral, todos los personajes se encuentran en un momento u otro, pero todos pertenecen a un bando distinto del conflicto. Por una parte tenemos a los hermanos Williams, Billy y Ethel, Billy es un minero en Gales y Ethel el ama de llaves de la familia Fitzherbert dueña de toda la mina, ambos hermanos representan a las fuerzas socialistas inglesas. 

El Conde Fitzherbert está casado con la princesa rusa Bea. El conde representa a los conservadores ingleses y Bea a los aristócratas rusos. El conde tiene una hermana Maude, que es una sufragista liberal enamorada de un aristócrata alemán, Walter. 

Walter Von Ulrich es la parte alemana del conflicto, es un diplomático pacifista, con un padre conservador hasta las trancas. 

Grigori y Lev Peskov son proletarios rusos, Lev es un liante de poca monta que acaba en Estados Unidos, casándose con la hija de un capo de la mafia rusa. Grigori, se une al partido bolchevique y participa en la revolución rusa. 

Gus Dewar, es hijo de un senador de Estados Unidos y consejero del presidente Wilson.

La historia está escrita de una manera muy sencilla, y que te permite comprender todos los tejemanejes diplomáticos, te encariñas en seguida de todos los personajes. En alguna reseña he leído que el peor punto de este libro es su falta de un enemigo, y lo cierto es que no podría estar más en desacuerdo con esas críticas. Existe un enemigo, un enemigo terrible, la propia guerra, la cabezonería y la arrogancia de sus participantes. No hay peor enemigo que ése. Sinceramente, había pedazos que me ponían los pelos de punta, y no eran los pedazos en los que los protagonistas estaban en peligro, no, era en aquellos que recordabas que la gente fue realmente a morir a esas batallas, a los niños que se alistaron y mataron por desertores cuando no se atrevieron a disparar. Casi se me saltaron las lágrimas cuando la guerra terminó, porque por fin no iban a morir más soldados. Recuerdo que llegué al salón de casa y les dije, la guerra ha terminado, sólo queda Rusia, y de repente me di cuenta de lo terrible que es empezar una frase sabiendo que estás en un libro y terminarla sin saber si estás hablando del telediario.

No se puede encarcelar a la oposición y seguir fingiendo que crees en la libertad. 

Nota: 9/10

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